Entrevista de la Red emprendeverde a Miguel Huidobro, fundador de la empresa Wagonstill, dedicada a la restauración de vagones de tren en desuso.
Wagonstill es un proyecto que se centra en localizar y restaurar vagones de tren en desuso a los que se da una segunda vida como vivienda, restaurante o bar, entre otros. “Partimos de un bien condenado a ser desechado que reutilizamos” explica Miguel Huidobro, fundador de la empresa. Se trata de una iniciativa empresarial que se enmarca dentro del modelo de la economía circular.
La idea de negocio de Wagonstill es original y distinta. ¿Cómo y cuándo se te ocurrió embarcarte en este proyecto?
Fue bastante casual. Yo quería hacer un hotel rural y en una consulta médica me recomendaron que lo hiciera en vagones. Al cabo de un tiempo, lo pensé y adquirí un primer vagón para hacer la prueba de habitabilidad. Dio buen resultado.
Estuve buscando terrenos para el hotel y durante el proceso –un par de años mientras trabajaba en otras cosas, hostelería y agente de seguros– fui descartando el proyecto del hotel por las dificultades de licencias y porque el modelo de negocio requería una fuerte inversión inicial y un largo tiempo de amortización. Decidí finalmente optar por formar la empresa centrada en la restauración y venta.
¿Cómo localizáis y adquirís los vagones que restauráis después?
Acudimos a subastas públicas que hace Renfe a través de filiales sobre material en desuso. En ocasiones hemos comprado a otras empresas de transporte de mercancías ferroviarias asentadas en España y también a empresas o particulares que por lo que fuese tenían vagones en su propiedad y querían deshacerse de ellos. También han existido casos en que es el cliente quien proporciona el vagón y nosotros aportamos la restauración y acondicionamiento.
¿Con qué materiales trabajáis?
Según el tipo de vagón y de proyecto varían, pero predomina el hierro en estructuras y el resto suele ser madera. Acabamos los interiores generalmente también con madera de diversos tipos, aunque en ocasiones hemos utilizado placas de yeso o muros de pavés. La pintura interior solemos hacerla con materiales ecológicos. Hemos tapizado y puesto papel pintado también en paredes o techos.
¿Cómo se aíslan térmicamente los vagones?
Con lana de madera flexible en techos curvos y lana de madera rígida en paredes y techos rectos.
¿Qué impacto medioambiental tiene vuestro proyecto?
Estamos pendientes de realizar una valoración con la nueva herramienta de medición ECÓMETRO, pero entendemos que a priori es baja. Partimos de un bien condenado a ser desechado que reutilizamos. Los materiales de punto de partida son madera y hierro y a partir de ahí tratamos de trabajar de la manera más limpia y consecuente con el medio ambiente posible en todos los procesos.
¿Qué usos se le da a estos vagones recuperados?
Hay diferentes intenciones. Inicialmente estaba más encarado a segunda vivienda, complemento de vivienda o casita de invitados. Aunque mantenemos un interés bastante constante en este sentido, está comenzando a haber más interesados en el sector de la hostelería.
¿Cuál es el punto fuerte de Wagonstill?
La relativa exclusividad que tiene la empresa y por consiguiente poca competencia directa.
¿Quiénes forman el equipo de Wagonstill?
De forma constante yo y en cada punto del proceso trabajo con diversos colaboradores. A destacar: Hamet Thioye en obra, Diego Alonso Manzanares en labores comerciales, Francisco de La Peña en asesoría de empresa, Alberto Fernández de Tejada en comunicación y diseño gráfico y Carmen Fernández Vega, Carlos Font y José Miguel Gómez Lobo en asesoría técnica, entre otros.
¿Has contado o cuentas con el apoyo de inversores?
En alguna ocasión puntual ha habido un préstamo familiar, pero inversores no. La política empresarial ha buscado ser siempre austera y asumiendo poco riesgo, aunque reconozco que en alguna ocasión hubiera venido bien una inversión en vagones. Pero no siempre ha sido así y hemos asumido stock; tratamos de comprar los vagones sobre vendido, siendo el cliente el que vaya asumiendo los costes a medida que se generan. Esto quizá complique un poco la logística de cada proyecto en particular, pero permite mayor capacidad de selección y asumir menos riesgos económicos.
¿Qué precio tiene uno de vuestros vagones?
Según las características que se soliciten. No tendría sentido dar un precio pues cada proyecto se hace a medida.
¿Cuáles son las principales dificultades a las que hacéis frente?
La localización de vagones, el transporte, los accesos a los puntos de carga y descarga y la novedad de la iniciativa, que suele desconcertar a algunos técnicos municipales.
¿Cuál es el plus de los proyectos de economía circular?
Generalmente se trata de proyectos con una materia prima que ha sido creada para otros usos y que reúne unas condiciones iniciales más elaboradas y con aplicaciones más directas, que el hecho partir de un producto básico y componer a partir de ahí.
En la economía circular se convierten los residuos en recursos, ni más ni menos. Se colabora en la lucha contra el cambio climático y aporta un importante valor sostenible al proyecto.
Por último, algún consejo para un emprendedor que se decida a poner en marcha un proyecto verde.
¡Ánimo! Cuantos más seamos mejor. Es un sector en auge lleno de sinergias, en el que se pueden encontrar muchos productos, empresas y colaboradores que pueden apoyar y/o complementar iniciativas en proyectos verdes.
Fuente:
Red emprendeverde