La organización internacional para la gestión de residuos electrónicos asegura que la metodología de la tasa mínima de recogida tiene un «efecto perverso» que no mide los progresos hacia la circularidad y distorsiona el mercado.

Residuos electrónicos en una planta de reciclaje
Residuos electrónicos. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL

El pasado 25 de julio, la Comisión Europea instó a todos los Estados miembros a cumplir los objetivos de recogida y reciclado de residuos; sus cartas de emplazamiento a los Estados miembros subrayan su obligación legal de aplicar correcta y plenamente la legislación medioambiental de la UE. En este contexto, el foro internacional sobre gestión de residuos electrónicos, WEEE Forum, reconoce que es necesario recoger de forma selectiva muchos más residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) para gestionarlos de forma responsable y recuperar materiales (críticos), pero también cree que pone de manifiesto la necesidad de revisar a fondo la legislación sobre residuos.

En virtud de la Directiva el 65% del peso medio de los aparatos eléctricos y electrónicos puestos en el mercado en los tres años anteriores en el país de que se trate o, alternativamente, en el 85 % de los RAEE generados en el territorio de dicho Estado miembro. La mayoría de los Estados miembros no recogieron suficientes RAEE por separado y, por tanto, no alcanzaron el objetivo de recogida de la UE. La Comisión afirma que «los Estados miembros deben redoblar sus esfuerzos de aplicación para cumplir las obligaciones mencionadas».

«Si bien es innegable que debe recogerse de forma selectiva un mayor número de RAEE, con vistas a su adecuada reutilización, reparación o reciclado, y que la legislación sobre residuos debe aplicarse y hacerse cumplir adecuadamente, el incumplimiento por parte de los Estados miembros de los índices mínimos de recogida subraya la urgencia de un replanteamiento profundo de la legislación sobre residuos y de su aplicación, así como la importancia de una reforma del principio de responsabilidad ampliada del productor con arreglo a los principios de #allactors [esto es, la implicación legal de todas las partes con acceso a los residuos electrónicos]», afirma Pascal Leroy, director general del WEEE Forum.

Adecuarse a los objetivos

En los últimos veinte años, se han invertido millones en campañas de concienciación e infraestructuras de recogida, lo que ha impulsado no sólo los volúmenes de recuperación, sino también los kilogramos recogidos por habitante. Sin embargo, a pesar de todas estas inversiones, después de más de veinte años de legislación sobre RAEE, Bulgaria y Eslovaquia son, al parecer, los únicos Estados miembros que cumplen el índice mínimo de recogida del 65% definido por la Directiva 2012/19/UE sobre RAEE. La tasa media de recogida en la UE apenas supera el 45%.

Durante los últimos años, el WEEE Forum ha argumentado sistemáticamente que la metodología de la tasa mínima de recogida no tiene sentido y, por lo tanto, no es adecuada para su propósito, por tres razones distintas: tiene un efecto perverso, no es adecuada para las estrategias de circularidad y es distorsionadora.

Efecto perverso

Según el WEEE Forum, el índice mínimo de recogida tiene un efecto perverso: cuantos más residuos electrónicos se eliminan, más fácil es para un Estado miembro cumplir el índice mínimo de recogida. Los países en los que la gente no devuelve sus aparatos al final de su vida útil a un punto de recogida para que los reparen o reciclen, sino que los reparan ellos mismos, o les dan una segunda vida compartiéndolos con familiares, generarán un menor volumen de RAEE y, por tanto, mostrarán tasas de recogida más bajas. La UE busca promover iniciativas de circularidad, no una tasa de recogida ‘pro-forma’ más alta.

Mal adaptado a la circularidad

Por otro lado, en una época en la que nos esforzamos por hacer que nuestra economía sea más circular, el actual índice mínimo de recogida no mide el progreso hacia la circularidad en términos de reutilización de productos o de prolongación de la vida útil de los productos. La metodología actual no mide la reducción del consumo, el acaparamiento de los consumidores ni el comportamiento circular de los consumidores, que serían componentes de un conjunto mucho más potente de métricas de circularidad.

Distorsionador

Por último, el método de comercialización se refiere a los tres años anteriores y no tiene en cuenta el ciclo de vida completo de los aparatos eléctricos y electrónicos. Algunos productos, en particular los equipos fotovoltaicos y de aire acondicionado, las lavadoras y los frigoríficos, tienen una vida útil de entre 15 y 25 años como mínimo. Por lo tanto, argumenta el WEEE Forum, el tipo mínimo del 65% basado en los tres años anteriores carece de sentido.

En los Estados miembros en los que la energía fotovoltaica y otros electrodomésticos están agrupados en la misma categoría de productos, esa categoría no alcanza el índice mínimo de recogida debido a la larga vida útil de la energía fotovoltaica, lo que a su vez induce a las autoridades competentes a imponer sanciones y exigir a los proveedores de servicios de recogida que recojan mayores volúmenes de productos no fotovoltaicos para alcanzar los volúmenes previstos para estos. Estas sanciones, por tanto, estarían distorsionando el mercado y el principio de responsabilidad ampliada del productor.

Un proyecto de estudio final de apoyo a la evaluación de la Directiva 2012/19/UE, elaborado por un consorcio formado por Ramboll, Umweltbundesamt y Öko-Institut en 2023, llegó a una conclusión similar: «La actual metodología de cálculo aplicada habitualmente es incoherente en la medida en que no se tiene en cuenta la larga vida útil de algunos productos».

Por todo lo anterior, el WEEE Forum sugiere lo siguiente:

  • Revisar la legislación marco sobre residuos y RAEE. De conformidad con la modificación más reciente de la Directiva 2012/19/UE, la evaluación de impacto con vistas a una revisión de la Directiva debe evaluar, entre otras cosas:
    • los elementos relacionados con la jerarquía de residuos,
    • la obligación de no gravar a los consumidores con costes desproporcionados,
    • las disposiciones que garanticen la plena aplicación y el cumplimiento de la Directiva, en particular por lo que respecta a unos objetivos de recogida adecuados,
    • medidas destinadas a evitar el comercio ilegal de RAEE,
    • una nueva norma sobre «paneles fotovoltaicos».
  • Diseñar y desarrollar métricas de circularidad. La metodología del índice mínimo de recogida de RAEE debe medir todos los aspectos de la economía circular, como la reducción del consumo, la economía global, las tendencias del mercado, el acaparamiento por parte de los consumidores y el comportamiento circular de los consumidores, que serían constituyentes de un conjunto mucho más potente de métricas de circularidad. La legislación debe identificar indicadores de rendimiento alternativos más afines a la economía circular.
  • Evaluar, mejorar y armonizar el sistema Eurostat de estadísticas sobre residuos. La validez y solidez del sistema de estadísticas sobre residuos de Eurostat debe someterse a una evaluación y revisión exhaustivas y críticas, con la participación de las partes interesadas.
  • Poner en práctica el principio de #allactors. Los residuos electrónicos son un reto de la sociedad. La enmienda de 2023 a la Directiva dice que deben evaluarse «las disposiciones que garanticen la plena aplicación y el cumplimiento de la presente Directiva, concretamente en lo que se refiere a los objetivos de recogida adecuados, así como a la prevención del comercio ilegal de RAEE». Los Estados miembros deben hacer cumplir las obligaciones legales de todos los agentes y se debe facultar a una agencia de ejecución de la UE para auditar las obligaciones de los Estados miembros. El principio #allactors, que subraya la importancia de la acción colectiva y colaborativa y de la buena gobernanza, debe constituir el núcleo del enfoque revisado de la política de responsabilidad ampliada del productor: todas las entidades que tienen acceso a los residuos electrónicos están sujetas a unas obligaciones jurídicas mínimas y deben colaborar activamente en la realización de operaciones responsables.
  • Integrar los objetivos de la RAP en materia de residuos en el marco más amplio de la gestión de materiales. Más allá de la legislación marco sobre residuos, la UE necesita un marco político para gestionar los materiales a través del prisma de la circularidad. No podemos alcanzar los objetivos climáticos sin ser más circulares. Reducir la dependencia de los materiales contribuirá a nuestra resiliencia.

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