Estas instalaciones actúan como nódulo de trasvase de los residuos desde los camiones de recogida municipal a contenedores de gran capacidad, sin que haya almacenamiento, manipulación ni tratamiento.
La Xunta de Galicia, a través de Sogama, acaba de licitar por algo más de dos millones de euros la obra de ejecución de una planta de transferencia de residuos urbanos en el ayuntamiento de Arbo (Pontevedra). Además de la redacción del proyecto, el contrato incluye el diseño, construcción, suministro, montaje y puesta en marcha de la instalación, así como su gestión integral.
Tal y como se anunció en su momento, esta instalación vendrá a sustituir a la actual microplanta ubicada en la localidad vecina de A Cañiza, que no pudo ser ampliada en el propio municipio por falta de terrenos que cumplieran los requisitos técnicos establecidos. Es por eso que la de Arbo prestará servicio a los cuatro ayuntamientos adscritos actualmente a la de A Cañiza, esto es, Arbo, A Cañiza, Crecente y Covelo.
Las cinco microplantas actuales serán sustituidas por plantas de transferencia de mayor capacidad a fin de que en las mismas se trasvase, además del residuo convencional o fracción resto, los materiales procedentes de la recogida selectiva del contenedor amarillo —envases de plástico, latas y briks— y, próximamente, también de la materia orgánica, que los ayuntamientos gallegos deben implantar, por ley, antes de 31 de diciembre de 2023.
La planta de Arbo se situará en el polígono industrial y estará equipada con las tecnologías más innovadoras para que su operativa se lleve a cabo bajo las premisas de máxima eficiencia, disponibilidad y respeto ambiental.
Las empresas interesadas en este contrato podrán presentar sus ofertas hasta el próximo 4 de febrero.
Nódulo de trasvase de residuos
La labor de las plantas de transferencia es actuar como nódulo de trasvase de los residuos desde los camiones de recogida municipal a contenedores de gran capacidad que cuentan con todos los mecanismos de seguridad y son aptos para ser transportados la largas distancias.
En estas instalaciones no hay almacenamiento, ni manipulación, ni tratamiento de residuos, ciñéndose su función a la transferencia, propiciando de esta forma que se transporten más toneladas en un solo viaje.
Eso se traduce en un importante ahorro ambiental tanto por las menores emisiones de CO2 a la atmósfera como por los costes que supone para los ayuntamientos y, por lo tanto, para los propios ciudadanos.
A pesar de su sencilla operativa, estas plantas de transferencia están dotadas de las medidas de protección ambiental más exigentes, entre ellas una nave cerrada que impide la emisión de ruidos al exterior de la instalación, equipos de aspiración y filtrado de aire en las tolvas de descarga que evitan la emisión de polvo y olores, sistema de depuración de aguas y contenedores cerrados para el transporte de residuos, que garantizan que este se realiza en las mejores condiciones higiénicas y de seguridad.
Red de infraestructuras para implantar el contenedor marrón
Galicia cuenta en la actualidad con una red conformada por 37 plantas de transferencia, de las que 20 están bajo la titularidad de Sogama, funcionando con total solvencia y garantías.
En todo caso, y dado que los ayuntamientos gallegos deben implantar por ley antes de 31 de diciembre de 2023 la recogida separada de la materia orgánica, permitiendo de esta forma su posterior transformación en compost, la infraestructura diseñada por la Xunta para este fin —que estará conformada por 4 plantas de biorresiduos y 13 plantas de transferencia, incluida la de Arbo— entrará en operación a finales de este año.