Basado en un modelo de economía circular, el proyecto tiene como objetivo la valorización de un residuo peligroso a través de su transformación en zeolitas, material de alto valor añadido para otros sectores industriales.
El aluminio es uno de los metales más reciclados, y fundamental para sectores como el transporte, la construcción, los envases y las tecnologías de energías renovables debido a una combinación única de características fisicoquímicas y tecnológicas. Su aplicación en estos sectores explica el previsible crecimiento de más del 50% en la demanda de aluminio para 2050 y, por ello, el aluminio está incluido en la lista de materias primas críticas de la Alianza Europea de Materias Primas.
El aluminio reciclado representa el 36% del suministro europeo de este metal y para mediados de este siglo, se estima que se reciclaran 8,6 millones de toneladas anuales.
Sin embargo, la circularidad de la industria del aluminio presenta problemas sin resolver. En el proceso de fabricación de aluminio secundario se genera escoria salina como principal residuo. En Europa se producen un millón de toneladas anuales de escoria salina, que por su composición química se clasifica como residuo peligroso (Catálogo Europeo de Residuos, CER). La gestión inapropiada de la escoria salina causa graves efectos en los seres vivos y en el medio ambiente.
La elevada generación de escorias salinas y su potencial riesgo destacan la importancia de desarrollar, a nivel global, procesos de valorización innovadores, eficientes y sostenibles. En este contexto, el proyecto Z-ONA4LIFE (Aluminium Foundries Circularity via Holistic Zeolite Production for Effluents Depuration), iniciado el pasado mes de septiembre, y financiado por el Programa LIFE de la UE, tiene como objetivo demostrar a escala piloto que la fabricación de zeolita sintética es una tecnología técnica y económicamente viable para la valorización de escorias salinas de aluminio.
El proyecto ambiciona desarrollar un proceso de casi “cero residuos”, con recuperación de diferentes subproductos. Finalmente, dentro del marco de la economía circular, las zeolitas obtenidas se aplicarán para la depuración de gases de la industria metalúrgica y flujos de aguas residuales como lixiviados, permeados, efluentes ganaderos y mineros.
El consorcio del proyecto Z-ONA4LIFE coordinado por el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (IETcc-CSIC), cuenta con la participación de entidades españolas como Alusigma, Ferrosadim, Inderén y Cogersa; y las italianas como Commpla y Trust-It.